Ya ha
pasado día y medio y, todavía, tengo la resaca del partido del sábado. Salir
afónico del templo de la Avenida de Suecia, en pleno éxtasis y sin uñas solo
puede significar que veníamos de una ‘Noche Grande’. Este concepto lo utilizo
para referirme a aquellas noche que se vivían a principio de siglo con
asiduidad y que, ahora, nos las sirven a cuentagotas. Quizá, por este mismo
motivo, valoramos más tiempos pasados y el club se hace eco de ello colocando a
aquellas leyendas en diferentes secciones de la Academia GloVal. Sí, ese mismo
GloVal que a algunos les entra por un oído y le sale por el otro de un modo ‘fantáshtico’.
Por otra
parte y por lo que al partido respecta, gracias Voro. Este señor agiganta su
leyenda. Tres días, desde Barakaldo, le han servido para hacer creer a los
jugadores que ellos no eran menos que el vigente campeón de todo (menos la
Supercopa de España), el FC Barcelona. Ha hecho mella en los jugadores, ¿nada
más? Pues, miren queridos lectores, no. Yo entraba al campo y llevaba una cara
diferente respecto a otros partidos. La misma ilusión que siempre cuando piso
Mestalla pero, esta vez, con la convicción de que tocaba disfrutar y, por
supuesto, ‘patir’. Y así fue. Mestalla
se puso bien bonito. Afición entregada a sus jugadores. Esos seguidores tan
malos que, siendo el minuto 90, seguían en pie, animando y ondeando sus
bufandas.
Y, no como otras veces, la Curva Nord estuvo de diez. Muchas veces,
no llevan un rigor en sus cánticos y actuaciones pero lo que es indudable es
como se dejan el alma por su equipo. Y no había mejor eslogan para esa noche
como el que utilizaron: “Units com
sempre, al teu costat”. No me cansaré de repetirlo, pero te pusiste muy
bonito, Mestalla.
Y a los
jugadores, felicitarles y reprocharles. Podría escribir sobre todos pero no
acabaríamos. Jaume, ¿de qué planeta viniste? Aderllan y Danilo se quitaron la
losa de quien los representa y se ganaron la confianza del respetable. De Paul
demostró que, aunque su físico le dé para 60 minutos, tiene una técnica endiablada.
Santi Mina ha abierto la lata, lo demás viene solo. Fran Villalba y ‘Tropi’ son
geniales. Uno acepta la decisión de no jugar cuando ya estaba dispuesto para
saltar al verde y, el segundo, sale a morder (el indultado Suárez lo llevaría a
cabo literalmente) contra los mejores jugadores del mundo sin rastros de temor.
Y a Paco Alcácer no le voy a escribir nada que no sepa. ¿Reprocharles? Depende.
La intensidad con la que salieron a batallar el partido me hizo pensar sobre si
los jugadores fueron los que, con su rendimiento, invitaron al entrenador luso
a que hiciese sus maletas. Pero esto es pura opinión, recuerdo. También podría
hablar de polémicas, pero jugar contra uno de los dos transatlánticos de “la
mejor liga del mundo”, por desgracia, ya sabes que te puede ocurrir.
Por último,
decía Fran Guaita (de la Cadena Ser) que Gary Neville estaba aplaudiendo de pie
al equipo y a la afición al finalizar el partido. Como diría mi padre: “Este ya
va a comer paella todos los domingos.” Eso y que yo venía a hablar de fútbol.
Cuando hablas de fútbol, tienes que hablar del conjunto culé y a mí se me ha
pasado. Tal fue el ambiente que se sobrepuso a tridentes imparables. Ese es el
listón que deja Mestalla.
PD: Mi más
sentido pésame a la familia del aficionado valencianista fallecido por un
infarto tras el gol de Santi Mina. Que Dios te acoja en su gloria. DEP.
Alejandro
Gil Álvarez
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