Valencia, 18 de diciembre de 2016, con las fiestas de Navidad ya casi encima, en la capital del Turia no están para demasiadas celebraciones. El conjunto che se encuentra instalado en la posición decimosexta de la tabla clasificatoria. Tan solo la diferencia de goles separa a estos del Sporting de Gijón, 18° clasificado con los mismos puntos (12) y por ende uno de los candidatos a perder la categoría junto con Granada y Osasuna.
En estos derroteros se encuentra el Valencia CF actualmente. Estas últimas semanas, en la ciudad se ha vivido con más preocupación lo que pudiera hacer el conjunto dirigido por ‘Pitu’ Abelardo que las actuaciones de los equipos que anteceden al conjunto blanquinegro. Desde hace un tiempo ya, sobrevuela la realidad del descenso, una realidad que a principio de temporada se planteaba como ilusoria, y que ahora ha dado paso a un temor más que fundado basado en la posibilidad de que el equipo verdaderamente pueda perder la categoría.
Y ya no son tan solo los números los que retratan esta situación; las sensaciones que desprende el equipo sobre el terreno de juego son verdaderamente preocupantes. Nuno, Neville, Ayestarán… con ellos al frente, el Valencia se ha ido poco a poco desangrando con la absoluta permisividad de unos dirigentes que han convertido lo que parecía un proyecto a la altura de los más grandes en una auténtica pesadilla.
Mientras tanto, en Singapur, el máximo accionista y por tanto dueño del conjunto blanquinegro, Peter Lim, considera que su presencia en Valencia no ha sido ni es necesaria. Desde el primer momento, Lim ha confiado y ha seguido los consejos de un entorno que poca o ninguna relación guarda con el equipo ni con la entidad. Y es que la sombra del señor Jorge Mendes y los otros personajes de los que se rodea el magnate, son muy alargadas. Cuando parece que su figura se desvanece, vuelven a aparecer de una forma u otra en forma de decisiones inexplicables a ojos de los valencianos y alejadas de los intereses de estos.
Así es como, por ir acotando toda esta historia, un buen dia Lim decide abrazar al sentido común y apostar por un entrenador con más de dos años de experiencia en los banquillos. El italiano Cesare Prandelli llegaba a la capital del Turia con el objetivo inicial de devolver a un equipo con más de 90 años a sus espaldas a lo más alto. Y lo cierto es que poco a poco los resultados y las sensaciones han propiciado que ahora la tarea sea salir de las últimas posiciones. Es innegable que la experiencia de Prandelli no está siendo suficiente para revertir la situación pero al mismo tiempo, pese a todo, sí que se atisba una idea clara de lo que el entrenador quiere implantar en el club.
Una idea presente desde la organización de los entrenamientos hasta el nuevo sistema con tres defensas tan característico en sus equipos. Una idea de la que participan sus hombres de confianza aunque estos sí que verdaderamente no tengan poder de decisión alguno. La solución que quizá resulte la definitiva sea dotar de mayor libertad al entrenador y su equipo, apostar por hombres de club que conozcan la casa y verdaderamente se preocupen por la entidad. No parece nada que no se pueda aplicar cuando esa misma libertad se concedió a los Nuno y Neville que tan “bien” resultaron.
Muestra de ello es la sonada rueda de prensa de este último en la que por primera vez alguien se atrevió a manifestar abiertamente la falta de compromiso y desidia instaladas en algunos jugadores y por eso la petición hacia Peter Lim es clara: una revolución en el vestuario pasando por la venta de jugadores que hasta ahora parecían intocables. El balón por tanto se encuentra en el tejado del empresario y ahora a éste le toca demostrar cual es su actual nivel de implicación.
Hace tiempo que no se apreciaba, a poco que uno se acerque por las inmediaciones de Mestalla, una desilusión y pasividad tan grandes en una afición dividida por momentos en la que una minoría incluso ha llegado a ejercer la violencia contra los jugadores el otro dia en la ciudad deportiva, fruto de esa frustración que no cesa. Nada justifica evidentemente esta última circunstancia pero ya va siendo hora de que Lim y los suyos decidan si verdaderamente están por la entidad o para ellos y sus intereses.
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